sábado, 21 de noviembre de 2015

Proyecto Final, Inspiración.

Este trabajo final parte de la inspiración de una fotografía del ganador, de este año, del premio Hasselblad Wolfgang Tillmans y su taza del Chaos. En esta fotografía podemos observar una taza de Té negro Earl Gray, a la cual se le ha juntado los deshechos de té como una capa de lama en la superficie. Dentro del reflejo podemos observar la realidad distorsionada o el paisaje que Tillman disfruta a cada sorbo de té. El Punctum de esta fotografía para mí al verla fue vincularme con la idea de ver el mundo a través de una taza, si la fotografía es una ventana o un espejo de la realidad ¿Estamos condenados a vivir a través del reflejo de la imagen? o ¿Tan sólo disfrutamos de beber la realidad distorsionada como una buena taza de té o de café?
 

Wolfgang Tillman "Chaos Cup"

La composición dentro de esta fotografía es bastante balanceada, partimos de, como menciona Dondis en el libro: "La Sintaxis de la imagen", de la esquina superior izquierda viendo el primer elemento que nos devela ¡de qué líquido se trata esta taza del caos?, puesto que vemos una bolsa de té usada, esta bolsa nos lleva a una orilla de otro plato que nos da la idea de que esta escena esta siendo llevada a cabo en alguna clase de mesa, al revelarnos esto nos centramos totalmente en el elemento central de un peso formal bastante fuerte, el cual destruye la perspectiva creando una imagen de ida y vuelta, un reflejo de lo que rodea a la taza que es visible gracias a la luz de día. Este árbol torcido construye la diagonal más fuerte de la composición de esta imagen la cuál coincide perfectamente con el asa y lo que para mí, hablando en relación a los aspectos técnicos, es lo que vuelve a esta fotografía tan singular.

En la exposición:  "Lo que no se ve, Studium y Punctum en la colección de fotografía contemporánea de telefónica (Y desde la cámara Lúcida de Roland Barthes)" en el Museo de Arte Carrillo Gil, se hacen reflexiones a partir de preceptos establecidos por Roland Barthes; en él se enuncia una de éstas, la cual según Guillermo Santamarina, curador de la exposición: "Esta particularmente enfocada sobre la esencia del retrato y el paisaje urbano, en la compleja, e incluso difícil relación hombre-urbe hoy en día. O paralelo a este enfoque- acentuado por el reconocimiento del Studium y Punctum." 
Esta exposición reforzó lo ya leído en el libro de Roland Barthes y además me ayudo a acercarme a la obra de Tillman, ya que la colección tiene fotografías de este autor, éstas estaban montadas de la manera particular que se ha vuelto el sello de Tillman, creando un discurso una imagen tras de la otra en diferentes posiciones, algunas inclusive iban montadas directamente sobre la mampara y acompañadas de el siguiente texto curatorial: "Tillman pretende mostrar su obra alejándola de la jerarquía distintiva, para él todos las imágenes tienen el mismo valor; Pretende negociar con la rigidez y la permanencia de la fotografía y reconciliarla con la flexibilidad y lo cambiante de la realidad que representa." Esto dejo un eco en mí, tras la lectura de Ritchin y la manera en la que Fountcuberta refiere a las imágenes como mentira y como manipulación de la verdad, podía reconocer entonces en las fotografías ciertas mentiras y distorsiones más no me daba el momento de comprender el vínculo de la imagen y las preguntas de Calabrese del ¿Por qué me gusta lo que me gusta? tal vez Tillman ha encontrado una manera de calmar esas preguntas en su taza del caos, si es verdad, él capturo la realidad y la volvió estática en el reflejo del líquido contenido por la taza volviendo esa imagen permanente para el espectador y a su vez aprisionando en un momento de atemporalidad a ese árbol que no dejará de ser lo que en la imagen ya es, es decir un reflejo permanente del árbol mismo, más gracias al punctum de la imagen y su manera de tratarla podría referir que si existe una reconciliación con lo cambiante de la realidad presentada, puesto que Tillman no pretende exhibir el árbol como su prisionero, si no que permite al espectador vincularse con la escena de una mañana tomando el té, viendo la realidad como el propio Tillman la ve y hace una reflexión entre el vínculo del propio paisaje y su relación con el espacio, bebamos entonces nuestras realidades transfiguradas.    

 


jueves, 19 de noviembre de 2015

Vanguardias Rusas.

El objetivo de esta visita al Palacio de Bellas Artes a visitar la exposición Vanguardias Rusas es a mi parecer muy concreta: el análisis detallado de la composición en una obra, en este caso, observar las composiciones que manejaron los artistas de estas vanguardias y como se obsesionaban con el balance de colores, los pesos de las formas, el manejo de direcciones y tensiones e incluso, la abstracción de la figura humana hasta su simplificación en figuras geométricas.
Sabemos que el contexto histórico después de la Revolución Rusa se intentó la  unificación de la URSS a través de una promesa del Arte para el pueblo, y éste se utilizó como herramienta de difusión social y política a través de los carteles y la propaganda, donde se concretan las cualidades del constructivismo ruso, el cual se caracteriza por unas reglas compositivas muy marcadas, que se perciben en la utilización de diagonales y de tensiones de línea, todas ellas en compañía de un elemento central (figurativo o no) de un peso formal bastante fuerte, pero balanceado por las mismas diagonales, además de una distribución de textos que complementan la composición, en general colores agresivos y composiciones que debían llamar la atención para unificar a la nación en un mismo ideal. También quiero resaltar la arquitectura constructivista, la cual se caracterizó por una repetición modular de la forma, la cual construía líneas y diagonales que dialogaban entre sí, creando espacios iluminados muy amplios, inclusive con las pretensiones de transgredir el espacio: como se podía ver en algunas de las maquetas de la sala, la misma arquitectura daba la sensación de ser aplastado por la forma o  jugaba con tu percepción a través de cambios bruscos de los elementos arquitectónicos y su distribución en el espacio.
 Por parte de qué me puede aportar el constructivismo a mi manera de pretender tomar fotografías, sería, como ya mencioné, comprender las diferentes reglas compositivas dentro del encuadre fotográfico, dejar de cazar el momento y presionar el obturador solo por que sí: se trata de reflexionar la composición aprendiendo a notar los valores de los pesos de los objetos, a fotografiar y observar que estos mismos objetos no sólo pesan, si no que dialogan y generan diagonales en la fotografía que pueden desequilibrarla por completo. Haciendo una reflexión ante los ejercicios de color y forma, esto me ayuda a ver los elementos por separado y aprender a combinarlos de manera armónica, la línea y el punto en mi experiencia fueron lo más complicado de hacer, debido a que no visualizaba las tensiones que éstas me generaban.

Cuando llegamos a la sala en la que se hablaba del rayonismo, no  pude pasar por alto la cita de Larinov en la pared, acerca de su manifiesto rayonista. Puesto en palabras simples: permitir que la luz destruya o construya la materia y la forma. Fue aquí cuando tuve una regresión sobre lo ya leído, una frase de Daguerre que resonó en mi cabeza por un tiempo: "la fotografía es como pintar con luz".Es cierto que los valores de iluminación son fundamentales en una fotografía, y tan decisivos, que pueden destruir por completo un rostro, en el caso del retrato, o construir significaciones ambiguas en torno a la idea principal de la fotografía y la ambientación generada por la luz misma. Pienso en las fotografías que realicé una tarde en el lago de Chapultepec: por la segunda sección del lago, encontrabé un puente que diseminaba la luz y la reflejaba, con su respectiva sombra, en el agua del lago, aunado a esto la sombra de un gran ahuehuete, una luz de día rasante y algunos rayos que lograban crear más reflejos sobre el agua. Esta situación me causo el interés de lograr una fotografía, sobre exponiéndola primero para lograr captar todos estos reflejos de la luz, y posteriormente sub exponiéndola para permitir capturar algunos reflejos, y hasta los objetos depositados en el fondo del lago.
A partir de ésta reflexión del rayonismo y el recuerdo de las mencionadas fotografías, comencé a unificar ideas para concretar una propuesta de trabajo final del semestre. ¿Qué pasaría si quisiera captar el reflejo de un retrato en un líquido estático? Ante este cuestionamiento debo permitir que la luz construya el reflejo distorsionado de un rostro, alterando la realidad, mezclando las sombras con un líquido negro, en este caso café, pero manteniendo un equilibrio en los contrastes para que la misma composición funcione en cuanto a significación, y no tan sólo haga un reflejo vacuo que maneje la realidad de manera simplista.

Concluiré de manera anecdótica. En nuestra visita a la sala 2/4 del 1er piso, en donde se exponían bocetos de vestuario y escenografía teatrales, encontramos un dibujo de Lissitzky de la indumentaria de uno de los personajes de una obra, el cual se encontraba exhibido al revés, esto se pudo notar debido a que la firma de Lissitzky estaba de cabeza. The more you know...




jueves, 12 de noviembre de 2015

Agentes de la Muerte

El nombre del noema de la fotografía será pues -Esto ha sido- o lo intratable.                     El -Interfuit- lo que veo se ha encontrado allí, en ese lugar que se extiende entre lo infinito y el sujeto (Operator o Spectator); ha estado allí y sin embargo ha sido inmediatamente separado; ha estado absoluta e irrecusablemente presente y sin embargo diferido ya. 
Debido a su carácter inmóvil la fotografía es una retención, ¿de qué? pues de realidades, en ella el tiempo esta atascado por lo que genera diálogos de recuerdos que ellos mismos crean contra recuerdos y puesto que como diría Barthes "La fotografía empezó como arte de la persona, de su identidad, de la reserva del cuerpo" pero ahora la fotografía pretende liberar al sujeto de su principio de identidad aún así generando un nivel amplio de extrañamiento ante la huella del "esto ha sido".
Como hemos visto a lo largo del curso varios autores manejan la idea del extrañamiento, nos construimos como sociedad ante una maraña de recuerdos, la añoranza no tanto del objeto sino la idea de lo que ese objeto fue, lo que significa para mí el concepto del vestigio.
Barthes nos dice que "Cadáver es la imagen viviente de una cosa muerta" y eso hace ruido en mi cabeza por que creo que ahora hablamos de ruinas, de vestigios, de huellas, cosas que no son más que simple imagen de lo que ha sido pero que ya no volverá a ser, pero que tampoco sigue siendo entonces ¿qué somos ahora? ¿coleccionistas de cadáveres? los apilamos todos en el closet que es la galería fotográfica de nuestros celulares para después compartirlos en las redes, creo que parte de nuestro ritual y como buenos Homo Videns podemos definir lo que ha muerto y lo que va a morir a través de el lente, así Barthes se refería a los jóvenes fotógrafos cómo agentes de la muerte puesto que alimentan el vínculo antropológico de la muerte con la nueva imagen, nos construimos a través de fragmentos de máscaras que son imágenes y aún así se nos dificulta el desapego y construimos monumentos sobre de las ruinas para conservarlas y atesorarlas, y lo que es peor pretendemos exponer esas ruinas en una ruina mayor "La Galería".

Como diría Omar Calabrese "Hoy la sociedad está "estetizada" debido a la unión del arte y la comunicación de los medios de masas, esta situación es producto de un gusto imperante por la fragmentación, el desorden, el caos que se repite en el arte, en los medios de comunicación, en la literatura y en los comportamientos sociales". La gente quiere saber cada vez más por que nos gusta lo que nos gusta las estructuras de las obras y los comportamientos de consumo, y precisamente este tipo de reflexiones las hace Barthes ante su análisis del punctum, entonces creo no me había detenido a analizar con mayor profundidad la pieza básica de una fotografía de por que me gusta lo que me gusta, si no que hasta que hicimos el ensayo sobre los premios Hasselblad y me topé con la fotografía de Nan Goldin, ¿Qué había en su fotografía, que aún con aspectos técnicos cuestionables, me atraía completamente me hacía, como diría Roland Barthes, punzar? Lo que me hacía punzar tal vez era esta idea de que nunca sabre por completo la historia de esos personajes, ni de ¿por que estaban haciendo esas cosas? en esas fotografías de noches de parrandas, ¿quien era el malo o el bueno? en las fotografías de Nan y su novio tan sexuados pero tan ajenos , ¿quien secretamente estaba posando? en lugar de estar viviendo y ¡por dios es que nunca va a dejar de mirar su reflejo en el espejo! todas estas pequeñas situaciones que lograban que su fotografía dejará de ser solo una fotografía Unaria, puesto que esta fotografía esta llena de transformaciones pasivas que están detrás de la fotografía y en el caso de Nan en todo su alrededor. Si el punctum es aquello que supuestamente le añade a la foto, pero que sin embargo siempre ha estado allí dentro de ella, entonces me doy cuenta de mi papel de complicidad dentro de esta experiencia, no solo soy el que observa la foto, la superficie, si no que vislumbró este fenómeno visual que me permite percibir la subjetividad de la fotografía, la melancolía de saber que la fotografía no dice lo que ya no es, sino tan sólo lo que ha sido; la nostalgia en la imagen, por que la imagen no sólo es remembranza del pasado, sino que es testimonio de que lo que veo ha sido, por lo tanto existen tensiones encontradas, este nuevo lapso de tiempo congelado me acerca cada vez más a la muerte y es entonces cuando podemos poner en diálogo las ideas de Calabrese con Barthes ambos buscan lo que punza dentro de la imagen y como la adopta la sociedad.

Recordando el libro de Susan Sontag y las menciones que hace acerca del trabajo de Diane Arbus me pongo a pensar en la idea de la pose, como refiere Barthes que ante la imagen somos pose y nos convertimos en otros, recreando clichés o arquetipos, imágenes falsas que nunca serán el "yo" verdadero y bueno claro que es cierto, ligando los dos libros es entonces cuando pienso en lo que escribió Sontag sobre las fotografías de Arbus acerca de como al hacer posar a sus modelos siempre conseguiría solo una imagen pretenciosa y falsa de ellos mismos, por lo que buscaba el momento exacto de patetismo, cuando se baje la guardia y se caiga la pose; Evidencio este hecho en el ejercicio de retrato mi manera de abordarlo fue pensar en que no importa cuanto me esforzara si sabía que estaba frente a la cámara iba a terminar posando aún queriendo ser verdadero, esto me sucedió en mis autoretratos por lo que abordaba la idea de la mentira de la imagen y lo que queda, lo que no se dice, lo que no se ve. De la misma forma me sucedió con los retratos que mi compañera Fernanda hizo sobre mí, inevitablemente y tal vez a sabiendas de que no solo el lente me miraba sino que ella lo hacia también mi respuesta fue codificada y automáticamente ya estaba posando retratando lo que quiero mostrar de mí y aún así no consiguiéndolo, el retrato entonces puede ser como dice Thomas Ruff (fotógrafo alemán) "La Fotografía puede retratar lo superficial, independiente y anónimo de la persona retratada" es por eso que cuando tuvimos el ejercicio de retrato la idea fue realizar dos tipos de retrato el planeado que terminaba en una pose y el espontáneo que para mi fue un shock el verme en las fotografías espontáneas sin pose y no reconocerme; y todo esto se engloba en la frase de Barthes "Ante el objetivo soy a la vez aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quién se sirven para exhibir su arte" y aún creo que debemos aprender a mirar las cosas no como cosas verdaderas, sino como realmente son.

"Basta con limpiar la superficie de a foto para acceder a lo que hay detrás, lo que está detrás es para nosotros los occidentales lo verdadero". En fin esta entrada fue manejada de una manera mas personal a calidad de opinión debido a que el texto de Barthes tiene este sentimiento de platica o charla, en este post buscaba unificar mis ideas ante la posible última lectura del semestre en la cual englobaba el texto con lo ya leído previamente de los diferentes autores, mi único problema con que no pude conectar tanto con este texto fue el hecho de haber leído a Ritchin anteriormente debido a que me quedo más con las ideas de Ritchin sobre la mentira de la imagen en contraparte de la visión romántica, muy personal, de Barthes sobre la imagen.